Las montañas estaban bañadas de mucha nieve, el aire era frio, el camino hacia el refugio era solitario, la alfombra era blanca como la nieve, los transeúntes transmitían un aire frio que encajaba perfectamente con el ambiente, la nieve nos mostraba el camino, los coches patinaban y nuestros corazones se encogían. Los cazadores de la nieve se llevaban su mejor botín, pero con tanto frio, teníamos calor, nos calentaba la amistad.

Las caídas fueron constantes en nuestra travesía pero estábamos hechos de plumas y algodón, bailamos la patada (un baile boliviano), tomamos café y comimos muchos Yatekomo, la nieve cubría nuestra choza, la ventana nos daba esperanza y el fuego tímidamente nos negaba su calor, y nos rendimos, estábamos cansados.

Muchas fotos están hechas con el teléfono y otras mediante mi sensor completo.

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Lac du Montagnon